En principio, y como todo el mundo sabe, Teresina es el diminutivo de las señoras o mujeres que llaman Teresa.
En La Cubana, además, es una expresión que hemos utilizado mucho desde nuestros inicios. Casi podríamos decir que nos la inventamos nosotros, o mejor dicho Vicky Plana, que la utilizaba para identificar a un perfil de señora originaria de Cataluña. Las Teresinas no son comparables con las marujas o marías del resto del Estado.
Ser Teresina no es solo llevar el nombre o tener un título. Tampoco es un nombre que identifique únicamente al género femenino, ya que también existen hombres teresinos. Tampoco comporta tener una cierta edad: en La Cubana siempre decimos que son personas en “edad estupenda”. Hay señoras que a los 65 años no han estado, ni son, ni serán nunca Teresinas. En cambio, algunas chicas de 20 años lo son toda la vida. Ser Teresina, a parte de la edad, el sexo o la condición social, comporta una forma de vivir, una manera de ser, de pensar, de hacer las cosas. Casi podríamos decir que ser Teresina es una filosofía de vida.
La Teresina auténtica, siempre piensa bien, y lo que es más importante: siempre queda bien o intenta quedar bien con todo el mundo. Podríamos decir que es de las que “cuando nada, guarda la ropa”. Dice que sí cuando tiene que decir que sí… Cuando tiene que decir que no, se lo hace venir bien para que nadie se ofenda y utiliza otro camino. Dice: “Quizá sí, pero…”, “No lo sé”, “Quieres decir que es que sí?”, “Yo he oído decir porque me han dicho…”, “a ver, no te lo tomes a mal, eh, porque quizá estoy equivocada, pero me parece que no…” Para finalmente terminar diciendo que no. Hay un vocabulario establecido entre todas las Teresinas/os: Una gran cantidad de frases hechas y expresiones convencionales que utilizan con toda normalidad por todo, pero que siempre tienen un segundo código y un significado especial. Pueden hacer ver que no saben una cosa cuando la saben desde hace una semana. Pueden estar diciendo una cosa “gorda” y en cambio su comportamiento y sus formas son exquisitas. Pueden ser malas, pero en cambio aparentar una bondad increíble. Como si estuvieran por encima del bien y del mal y no hubieran roto nunca un plato.
La Teresina es trabajadora y muy emprendedora. Es una persona a quién le gustan las tradiciones, las fiestas, ir de excursión. Le gusta ser detallista, saludar, preguntar por los enfermos, felicitar el día del santo, dar el pésame. Le gusta salir a pasear y encontrarse con las amigas pero depende de dónde, con quién y a qué hora, sobretodo por lo que puedan decir. Una Teresina cuida mucho las apariencias, el que puedan pensar los otros de ella. Le gusta estar al corriente de la actualidad, aunque después interprete las cosas a su manera. Le gusta estar al día de todo y enterarse de todo. Le gusta cotillear sin que se note que es cotilla.
La Teresina normalmente es muy limpia, le gusta ir bien peinada, perfumada y sobretodo bien vestida, aunque fina y sin estridencias:
Hay cosas que son íntimas y secretas en el armario de una Teresina: la combinación, la faja, las medias, la camisa de dormir y sobretodo la ropa interior, que siempre es blanca, nunca de colores, y casi siempre con unas pequeñas iniciales bordadas.
Otra cosa que la Teresina cuida mucho son los zapatos y el bolso. Los zapatos tienen siempre un poco de tacón, menos en verano que va plana. Pero lo que siempre busca son zapatos cómodos. Muchas veces se compra zapatos en la farmacia debido a los juanetes. Siempre tiene como complemento un par de zapatos cómodos para estar por casa.
De bolsos, como mínimos, siempre tiene un par: uno de color negro, que va bien con todo, y otro de color marrón, que conjunta con los zapatos. Es muy importante lo que lleva una Teresina dentro del bolso: a parte de las llaves de casa, el monedero y el carnet de identidad; la cartilla del seguro y la tarjeta de pensionista, si es que es viuda o tiene más de 65 años; una fotografía del marido, de los nietos o de los hijos; y también la estampa de un santo.
Es muy importante llevar un pañuelo en el bolsillo, un pintalabios, una espejito, los polvos en una pequeña polvera, una botellita con colonia, las pastillas que le ha recetado el médico y también una aspirina, que siempre va bien. También un pañuelo grande o una pequeña bufanda por si hace viento, una caperucita-impermeable de plástico por si llueve y no estropearse el peinado; y si es muy religiosa, un rosario.
El vestido es muy importante. El armario de una Teresina tiene que tener lo imprescindible. Cada momento de la vida de una Teresina tiene su pieza de ropa:
Es muy importante. Pasada la época de las batas de boatiné; la Teresina cuida mucho la imagen en levantarse. Normalmente son batas de felpa con colores rosa o azul cielo. Siempre con cinturón y hasta los pies. Las zapatillas le hacen juego.
Sobre la ropa de estar por casa se pone un delantal con peto, de colores alegres y claros, pero siempre airoso y favorecedor, porque si llaman a la puerta, no sea necesario quitárselo.
La buena Teresina, para hacer estos trabajos siempre tiene una ropa especial. La peor que tiene, aunque siempre va arreglada. Una falda y una blusa, pero dejándose siempre el collar de perlas y los pendientes puestos. El delantal, en este caso, es un medio delantal, más vulgar y “sin tanta historia”. Sirve como protección de la falda, porque cuando está sentada cosiendo, los hijos no se la pillen.
Para estar por casa la Teresina siempre busca la comodidad dentro de la corrección. Normalmente lleva un conjunto de falda, blusa y rebequita con collar y pendientes. La única cosa que varía es que durante todo el rato va con zapatillas y cuando llaman a la puerta se las quita y se pone los zapatos.
Para ir al mercado, al médico o a comprar, la Teresina siempre tiene un traje–chaqueta a punto. En el armario de una Teresina es esencial: una mujer sin traje-chaqueta no es nada.
Para salir con las amigas, ir a misa o felicitar un santo, la Teresina se viste siempre de una manera joven y “deportiva”. Como complemento imprescindible siempre lleva la rebeca. En este caso siempre utiliza un bolso más desenfadado.
La Teresina siempre tiene en su armario dos o tres piezas especiales que lucen y que sirven para un día de Navidad o para salir al balcón el día de Fiesta Mayor. No se trata de ropa de marca, ni de modista cara: Se trata de hacer un arreglo que hace que vista más. Simplemente una blusa vaporosa, una faldilla de tubo y con el complemento de unas flores de ropa, se pueden hacer maravillas. En estos casos las joyas tienen un gran papel: un buen collar de perlas y unos pendientes, también de perlas, son imprescindibles.
Una boda, y sobretodo si es de compromiso, es el motivo especial que espera toda Teresina para poder ira a la modista y hacerse una cosa especial. Una boda es un acto en el cual todo el mundo se viste de una manera que normalmente no va vestida y donde la gente pierde el sentido del ridículo. La Teresina no es menos: elije el modelo de un figurín de una revista de moda, se compra la ropa en una tienda de tejidos y lo lleva a la modista. En este caso, la flor es un complemento que “logra mucho”.